Está en Madrid pero no lo parece: el parque lleno de cascadas que te va a dejar si palabras
Una joya de la naturaleza en pleno corazón de la capital
Llega a tiempo para tus vacaciones: el nuevo trayecto de Renfe que te lleva desde Madrid hasta la playa
Arrasa en Madrid el restaurante italiano que a surtido de entrantes y pizza de 80 cm para 4 por 65 euros
No es Gaztelugatxe: la mejor ruta senderista del País Vasco para ir con niños tiene unas vistas asombrosas
El viaje que todos los amantes del vino deben hacer una vez en la vida
Ubicado en Madrid, este parque esconde joyas de la naturaleza que a menudo pasan desapercibidas entre el ajetreo de la ciudad. Conocido como Quinta de la Fuente del Berro, este lugar «encantado» invita a sus visitantes a pasear entre cascadas y paisajes que parecen sacados de un cuento de hadas. A lo largo de los años, ha experimentado diversas transformaciones y ha cambiado de manos en múltiples ocasiones, hasta llegar a ser el oasis de más de 13 hectáreas que es hoy en día.
Se encuentra en la Calle de Enrique D’Almonte, a escasos metros de la parada de metro O’Donnell, y ocupa los terrenos que una vez albergaron la Quinta de Miraflores, un antiguo real sitio encargado por Felipe IV. El diseño del paisaje es uno de sus mayores atractivos, con su distintiva combinación de desniveles, prados verdes, senderos sombreados y escaleras de piedra rústica. Cada estación del año ofrece una experiencia única para los visitantes, ya que la rica variedad de árboles transforma el paisaje con sus colores y texturas cambiantes.
Quinta de la Fuente del Berro, un tesoro de la naturaleza en Madrid
El Parque Quinta de la Fuente del Berro, enclavado en el distrito de Salamanca, tiene sus raíces en la antigua Quinta de Miraflores, un proyecto encargado por Felipe IV como parte de sus Real Sitios.
A lo largo de su historia, este lugar ha pasado por varias manos y ha experimentado diversas transformaciones, incluyendo un periodo en el que funcionó como un parque de atracciones en 1900. Hoy en día, el parque se extiende por más de 13 hectáreas y ofrece un diseño paisajístico con desniveles, praderas, senderos sinuosos y escaleras de piedra.
Su variada vegetación incluye una amplia gama de árboles que cambian el paisaje con cada estación. Además de su exuberante vegetación, el parque alberga varios elementos destacados, como el monumento a Bécquer, una estatua dedicada al poeta Pushkin, fuentes, cascadas y pequeños estanques. También hay un palacete que remonta al pasado palaciego de la zona.
Historia
En los albores del siglo XVII, surgen las primeras menciones de la Quinta del Berro, un enclave que pronto se convertiría en un punto de referencia histórico en Madrid.
En 1630, el Condestable de Castilla traspasa la posesión al rey Felipe IV, quien decide alojar en la Quinta a los monjes castellanos del Monasterio de Montserrat. Abundante en aguas, la fuente de la finca, elogiada por la calidad de sus aguas, no sólo servía para el riego de los cultivos, sino que también abastecía a SS. MM. En 1686, la reina ordena que toda el agua para la corte provenga de la Fuente del Berro, compartida por la realeza y los vecinos.
Bajo el reinado de Carlos III, se construye una casilla que alberga la fuente, ahora denominada «Fuente del Rey», desde donde se canaliza el agua hasta el palacio del Buen Retiro. La propiedad pasa a manos de Dª María Trimiño Vázquez de Coronado, quien la lega a la Obra Pía fundada en el Convento de Padres Mercedarios Calzados hasta 1800.
A lo largo del siglo XIX, la finca cambia de propietarios sin apenas intervenciones conocidas. Hacia mediados de siglo, se construye un canal para conducir las aguas desde el Lozoya, como parte de los proyectos de la reina Isabel II. En 1932, se propone ceder la fuente al Ayuntamiento de Madrid, mientras que en las décadas de 1920 y 1930, la Quinta del Berro pasa a manos de un matrimonio holandés, Van Eeghen.
La idea del huerto jardín, arraigada en la tradición hispano-islámica, se refleja en la propiedad, declarada «jardín artístico» en 1941. En 1948, el Ayuntamiento adquiere la finca, que en ese momento abarcaba 79.000 metros cuadrados. A lo largo de los últimos 50 años, se han realizado diversos cambios, manteniendo el diseño original aunque perdiendo parte de su carácter. A pesar de ello, el encanto de la Quinta del Berro sigue siendo palpable gracias a la majestuosidad de sus árboles.
Los parques más bonitos de la capital
La Rosaleda de El Retiro, diseñada por Cecilio Rodríguez, es un tranquilo jardín paisajístico dentro del Parque de El Retiro. Con más de 4,000 rosales catalogados por variedades y especies, así como fuentes, estanques y cenadores, ofrece un lugar tranquilo para relajarse y disfrutar de la belleza.
La Finca de Vista Alegre, ubicada en el distrito de Carabanchel, ha sido durante mucho tiempo un enclave inaccesible para los madrileños, pero desde 2021 sus puertas están abiertas al público. Con su entrada en la calle General Ricardos, 179, la finca ofrece la oportunidad de explorar sus antiguos edificios, como el baño de la reina, el antiguo abedul y el pintoresco canal navegable.
El Invernadero del Palacio de Cristal de Arganzuela, un oasis verde en el antiguo matadero municipal, es una sorpresa oculta en Madrid. Con más de 7,000 metros cuadrados de plantas y vegetación, este invernadero restaurado al estilo decimonónico alberga una impresionante variedad de plantas y especies de peces.